Regresamos al norte, en concreto a Galicia, en donde la gaita, usada en la mayoría de las regiones peninsulares con diversos formatos, alcanza su máxima expresión, sobre todo cuando está en manos como las de Susana Seivane, una joven y guapa gaitera, hija y nieta de luthiers de gaitas y gaiteros, lo que hace que prácticamente naciera con una gaita bajo el brazo. A su extraordinario dominio sobre la gaita se une su forma de readaptar los temas tradicionales sin dejarlos irreconocibles por imposibles mezclas. Susana Seivane demuestra que para renovar la música folk no hay que renunciar a las melodias del pasado; solo basta con ser lo suficientemente buena para poner su sello personal sin estropearlas. Además, sus conciertos son la forma más divertida que conozco de adelgazar saltando y bailando como un poseso. En este vídeo se da muestra sobrada de todo lo escrito.
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